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¿SABES LO QUE COMES?

Muchas veces pensamos que estamos comiendo sano, pero no nos paramos a leer las etiquetas de los productos alimenticios que compramos en el supermercado. Sólo voy a comentar tres de ellos, ya que actualmente son muy consumidos tanto en dietas como por personas que quieren cuidarse y cometemos el fallo que no es un producto tan sano como creemos:

FIAMBRE DE PAVO

Si nos ponemos a mirar las etiquetas de los envases de fiambre de pavo en lonchas de diferentes marcas, podrás leer que la mayoría contiene entre el 55% y 65% de pechuga de pavo y el resto son ingredientes como por ejemplo, agua, azúcar o lactosa. Al final lo que consumimos es más o menos mitad pechuga de pavo pero, ¿y el resto?, pues una gran cantidad de aditivos que se añaden para crear un producto con más sabor y más duradero, pero que finalmente rebajan su calidad ya que no ofrecen el producto natural que muchos intentan vender y engañan al consumidor.

Hay que buscar bien porque existen marcas que contienen a partir de 95% de pechuga de pavo, pero en mi opinión, lo mejor es comprar una pechuga de pavo de calidad y asarla en el horno, ¡¡eso sí que es natural!!

STEVIA

Otro de los productos que me preguntáis mucho en consulta es sobre la Stevia, una planta que actúa como endulzante natural con cero calorías y que puede sustituir el azúcar o los edulcorantes artificiales. Pero cuidado con los productos que compráis en el supermercado y que pone “Stevia” bien grande en su caja, porque la mayoría contiene principalmente “Eritritol”, edulcorante artificial, y solo contienen entre un 1 y un 4% de glucósidos de esteviol, los compuestos químicos presentes en las hojas de stevia que otorgan el sabor dulce característico.

Existen productos que si presentan de un 95 a un 100% de estos glucósidos, pero lo que yo os recomiendo es comprar “Hojas de Stevia”, mucho más natural que la extracción química realizada en las hojas para poder sacar el edulcorante.

PAN INTEGRAL DE CEREALES

Cuando compramos pan de cereales con semillas enteras pensando que es mucho más sano, no nos podemos imaginar que estos panes pueden llevar desde aceite de palma, azúcar, leche en polvo y una gran cantidad de aditivos, eso sin tener en cuenta que pueden llevar trazas de frutos secos y hasta de pescado.

Es increíble como la industria alimentaria, que siempre vela por la calidad del producto, ha podido empeorar tanto la imagen de un alimento básico en la dieta mediterránea y cuyo origen se remonta desde el Neolítico. Pero todos conocemos los ingredientes básicos del pan (harina, agua, levadura y sal), por lo que podemos hacernos una idea de que el pan que compramos en muchos supermercados e incluso panaderías, que no deberían llamarse así, es otro producto “muy distinto al pan ” y tenemos que tener mucho cuidado.

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